martes, 13 de noviembre de 2012


“A LA BÚSQUEDA DEL DIOS VIVO”
1.- Aproximación a la realidad.
En la vida corriente es muy frecuente oír: “a ese le conozco yo”… Es un conocimiento vivencial. Es fruto de haber mantenido una relación de vida con él. Hemos compartido experiencias comunes.
Las ciencias experimentales nos dicen que el conocimiento de verdad es aquel que ha experimentado. Hay muchas clases de conocimientos, sin embargo como dice K. Rogers el verdadero conocimiento es: “aquel que puede influir en el comportamiento porque el mismo los ha descubierto y hechos suyos”.
No se puede hacer nacer en otros algo que para nosotros es importante, sino es porque ellos han tenido experiencias similares.
1.1.La verdadera experiencia humana.
¿Qué es la experiencia? Lo solemos identificar con todo aquello que hemos vivido. Es sobre todo aquello que hemos vivido de una manera reflexionada en relación a un hecho o con una persona. Una relación que nos ha implicado y hasta nos ha transformado interiormente de alguna forma.
Hay diferentes niveles de experiencia según sean más profundas o no. Todas ellas  pueden llegar a moldear nuestra personalidad. Podemos pensar en experiencias de enamoramiento, de dolor, de ira… que según el momento pueden purificar, y humanizar a quienes la padecen.  
1.2.Experiencias nucleares y de buena noticia.
¿Conocemos a alguna persona que esté viviendo en plenitud su vida? Normalmente los hombres vivimos una fragmentación de experiencias, unos somos ricos en un tipo de ellas y pobres en otras.
E. Fromm habla de cinco tipos de grandes necesidades vitales a las que todos tratamos de responder:
- sentirse querido.
- sentirse valorado o útil.
- ser uno mismo, lograr su identidad.
- tener un sentido en la vida.
- sentirse seguro en la vida.
La máxima aspiración sería armonizarlas todas y el conjunto de todas estas aspiraciones sería acogida como buena noticia.